Asociamos el aislamiento social con adultos mayores, sin embargo, afecta a todas las edades, sobre todo desde que muchos trabajos han optado por la modalidad virtual. Laura es una profesional de contabilidad que trabaja en una firma independiente desde hace 11 años. Aunque su trabajo es mayormente en la computadora disfrutaba de ir a la oficina para compartir con los nueve compañeros de trabajo, tomar café y almorzar juntos.

Durante el encierro de la pandemia por COVID-19 la compañía, al igual que muchas otras, tuvo que cambiar su plataforma de trabajo y convertirse en virtual para trabajar desde las casas. Luego de terminado el encierro, la compañía decidió que se quedaran trabajando todo el tiempo desde las casas sin la necesidad de regresar a las oficinas.

Un día Laura se dio cuenta de que durante el día siempre estaba sola, pues su familia estaba en el trabajo y en la escuela. Extrañaba a sus compañeros de trabajo. Pero más importante aún, se dio cuenta de que desde la pandemia y desde que trabajaba en la casa, evitaba hacer actividades en las que hubiera gente alrededor. Por ejemplo, dejó de ir al gimnasio y prefería hacer ejercicios en su patio. Salía a cenar o almorzar con amigos solamente con la condición de que fueran pocas personas. También dejó de visitar grandes centros comerciales.

Un día vio en el periódico y en televisión la campaña de  Fundación Triple-S: Socializar es Saludable, explicando la importancia de las conexiones sociales para la salud física y todo el daño que causa. Socializar es Saludable también daba algunos indicadores para que identificaras si tú, o un familiar, estaban experimentando aislamiento o soledad.

Laura se dio cuenta de que ella padecía de aislamiento social. No de soledad, pues disfruta la compañía de su esposo y su hija y no se siente sola. Pero ella, a sus 49 años, se había convertido en una persona aislada. Socializar es Saludable explicaba que el aislamiento social es la ausencia de conexión con otros seres humanos, y de que afecta a todas las edades, desde niños y adolescentes hasta adultos. Se asocia mayormente con adultos mayores porque es la parte de la población que suele vivir sola, o están retirados del trabajo o tienen menos actividades sociales. Pero la soledad y el aislamiento afecta a todas las personas por igual, en Puerto Rico y en todo el mundo. La pandemia de COVID-19 fue un agravante.   Laura tomó medidas gradualmente para evitar el aislamiento social. Comenzó por retomar algunas de las actividades que solía disfrutar, como ir al gimnasio, aunque fuera a horas menos concurridas. Empezó a salir a cenar o almorzar con amigos más seguido, aunque fuera con pocas personas, pero a lugares en donde hubiera gente diferente alrededor. Poco a poco se obliga a hacer diligencias presenciales por ejemplo buscar una medicina en la farmacia, en vez de usar el servi-carro. Estos pequeños pasos ayudaron a Laura a superar gradualmente su aislamiento y a disfrutar nuevamente de la compañía de los demás.