Cuando un hijo se va para la universidad en un lugar lejos de casa, se ponen en juego muchos factores que tenemos que vigilar:
- Empacar correctamente.
- Prevenir situaciones, prepararlos para posibles peligros.
- Pensar en el manejo de la nutrición, la salud, los trámites legales, el manejo del tiempo, las nuevas exigencias académicas, y también en los sentimientos.
El cambio emocional puede ser confuso e incluir orgullo, entusiasmo, preocupación, y también un tristeza y nostalgia por el cambio que significa que deja el hogar, aunque sea temporeramente.
Es importante fortalecer la salud física y mental antes de irse a la universidad. No solo la de los estudiantes que vivirán lejos, sino también la de los padres que luego de proteger y estar pendientes día a día durante años de ese hijo o hija, sentirán su ausencia.
A continuación, compartimos algunos consejos desarrollados por diferentes psicólogos expertos en el tema, que pueden ayudar a minimizar los sentimientos de preocupación y tristeza, antes y durante la distancia.
- 1. Comunicación abierta: Hablen de sus emociones. La comunicación disipa dudas y abre puertas para poder buscar herramientas y manejarlas antes de que aumenten su intensidad. Esta comunicación debe ser una conversación, no un cuestionario, para desarrollar confianza entre ambas partes.
- 2. Expresar sus sentimientos: Compartir los temores de ambos. Usualmente los padres temen a la exposición a drogas o uso desmedido del alcohol. Al expresarlo, el estudiante se concientiza de que podría herir a sus padres y además puede ayudar a influir en evitar entrar en estas prácticas.
- 3. Establecer límites: Es común que los estudiantes a esa joven edad, sin haber estado nunca fuera del núcleo familiar, confundan libertad con libertinaje. Libertad significa tomar sus propias decisiones. Y libertinaje significa confundir la libertad y ejecutarla de forma excesiva. Este ejercicio debe ejecutarse en ambas partes, como por ejemplo, que los padres expliquen los límites que quieren establecer en el tema del no uso de drogas; y que los hijos puedan solicitar que no los llamen varias veces al día.
- 4. Reforzar las razones positivas por las cuales seleccionaron esa universidad. Conversen de todas las ventajas educativas a las que el estudiante estará expuesto, la calidad de los profesores y la temática de las clases. De esta forma, podrá entender y valorar la oportunidad a la que se está exponiendo.
- 5. Recordar todas las experiencias a las que estará expuesto y cómo lo convertirán en un adulto de provecho. Tomar decisiones por sí mismo, manejar sus conductas de disciplina, ocuparse de su propio aseo y nutrición son algunos de los ejemplos que lo harán crecer y que son también aspectos positivos de la decisión.
- 6. Enumeren las ventajas del entorno: Tal vez la universidad está cerca de una ciudad interesante, o tiene un buen programa de entretenimiento. Estas son ventajas adicionales que provee la experiencia. Así como conocer gente nueva, posiblemente de diferentes culturas.
La lista de cosas por hacer antes de enviar a un hijo a la universidad es inmensa. Pero incluir fortalecer el aspecto emocional es tan importante como todo lo demás. Si los sentimientos de tristeza o preocupación son demasiado fuertes, no dude en consultar con su médico y buscar ayuda.